La Psicología del Deporte es la rama de la Psicología que estudia los procesos cognitivos, emocionales y conductuales en el contexto deportivo. Investiga cómo estas variables afectan el rendimiento deportivo para generar un entrenamiento que beneficie el rendimiento deportivo del deportista, objetivo primordial para los deportistas orientados hacia la élite. Por otro lado aporta cuáles son los beneficios del ejercicio físico sobre nuestro bienestar mental y físico, así como los factores ambientales y fisiológicos que influyen para que la actividad física se convierta en una práctica placentera y saludable.
En el presente artículo nos vamos en centrar en una Psicología del Deporte orientada hacia la mejora del Rendimiento Deportivo del Deportista. Para ello nos apoyaremos en el trabajo desarrollado durante varios años como Psicólogo Deportivo de una Cantera de Fútbol de Élite (R. Betis B.).
Importancia del Entrenamiento Mental.
Todo deportista tiene en su quehacer diario unos objetivos marcados por él mismo y su equipo de técnicos que giran en torno a su CRECIMIENTO deportivo, para lo cual trabajará a nivel técnico, táctico, físico, estratégico y PSICOLÓGICO. No por haber mencionado el aspecto mental en último lugar desvaloramos su importancia, aunque sí asumimos que no hay una preparación psicológica que valga cuando el talento está muy entredicho. Del mismo modo creemos en los talentos perdidos en el camino por no haber tenido el aspecto mental de su lado o no haber podido contar con las personas indicadas para poder ser potenciado.
De lo que sí estamos convencidos es de la importancia de su entrenamiento, entendido este como la incorporación diaria a sus entrenamientos de los aspectos mentales que entran en juego. De este modo rechazamos rotundamente aquellas intervenciones esporádicas, las alejadas de la realidad del jugador o equipo y las concentradas exclusivamente en los momentos previos a las competiciones. Todo lo que no se entrena no podrá verse reflejado en las competiciones oficiales.
Cuando hablamos de entrenamientos (parcela física, técnica, táctica) hablamos de «Aprendizajes», «Repeticiones», «Ensayo y Error», «Moldeamientos», «Modelamientos»... Del mismo modo abogamos por un entrenamiento mental donde tenga cabida el aprendizaje de «Habilidades Psicológicas», se practiquen con insistencia, se corrijan los errores cometidos en su práctica, se visualicen modelos de los que aprender, se moldeen comportamientos psicológicos, etc. Al igual que las habilidades físicas, el aprendizaje eficaz en habilidades psicológicas requiere una buena instrucción, repetición y perseverancia. Como se puede advertir buscamos un mayor acercamiento entre lo que bien podríamos llamar «HARDWARE» y el «SOFTWARE» del jugador (ver imagen).
Habilidades Psicológicas para mejorar el Rendimiento Deportivo.
Dedicaremos esta parte del artículo al desarrollo de algunas de las principales habilidades psicológicas que pueden ser desarrolladas y/o potenciadas con la ayuda de Psicólogos Deportivos especializados en la materia en beneficio del Rendimiento Deportivo perseguido por los deportistas.
– Atención/Concentración en el Deporte.
La concentración no es un don, sino un hábito., que requiere motivación y práctica continuada. Para generar este hábitos los entrenamientos tienen que ser encarados con profesionalidad, para poder transferir a la competición los altos niveles de concentración con los que se entrena (¡se entrena como juega y se juega como se entrena!).
Sabemos que las mayores distracciones vienen de nuestro mundo interior y no tanto del exterior. Todos los sentimientos de frustración, ira o culpa puede provocar grandes distracciones. El deportista deberá manejar todos estos sentimientos para no mermar su rendimiento. Los errores que generan las competiciones han de ser atendidos a la conclusión de las mismas, no tienen cabida durante el transcurso de la competición.
Conseguir una atención puesta en el AHORA será tu objetivo, céntrate en aquellos elementos que son CONTROLABLES (el marcador, resultado…. no lo es). Sirva como ejemplo aquel remador que no puede ver la línea de llegada (resultado) y que sabe que sólo puede ser el primero si continúa concentrado en la potencia, eficiencia y efectividad de cada uno de sus movimientos para alejarse de su rival y acercarse a la meta.
– Nivel de Activación (óptimo) para Rendir.
Entendemos por Nivel de Activación el grado de tensión o relajación con el que el deportista despliega sus habilidades físicas. Como es lógico el nivel de activación del organismo es una variable esencial para poder comprender la relación entre las cuestiones psicológicas y el rendimiento deportivo, pues incide directamente en el funcionamiento físico y mental del jugador cuando se enfrenta a las demandas del entrenamiento y la competición. Su control, por diversa vías, constituye uno de los objetivos fundamentales, quizás el más importante, de la intervención psicológica en el deporte de competición.
Básicamente, el nivel de activación influye sobre el rendimiento a través de dos grades vías:
- Actuando sobre el grado de tensión muscular, la movilización de energía física, la coordinación motriz y otras variables fisiológicas implicadas en la ejecución de los movimientos necesarios para rendir.
- Incidiendo sobre la atención, la retención y el procesamiento de la información y el proceso de toma de decisiones.
El objetivo final que se propone con esta variable es conseguir y mantener la activación óptima antes, durante y después de la competición.
– Confianza.
¿Existe la PRESIÓN?, o ¿mejor hablar de falta de CONFIANZA para enfrentarse a una situación?. ¿Y qué tal si pensamos en la confianza como una cuestión de ELECCIÓN: convertir el problema en un reto?. ¿Cuáles son las señales que nos invitan a pensar que estamos generando sentimientos de autoconfianza?:
- Cree en sí mismo, su actitud es «puedo hacerlo«.
- Su lenguaje corporal transmite confianza, transmite una imagen positiva.
- Disfruta de la competición.
- No se preocupa innecesariamente por las derrotas o las consecuencias.
- Es autodependiente y no culpa a los demás, demuestra responsabilidad.
- Muestra un buen autocontrol, manteniendo la calma y el equilibrio.
- Se habla a sí mismo y al compañero de forma positiva y alentadora.
- Lleva por bandera el principio «se entrena como se juega«, mostrando una alta concentración en las competiciones, y por supuesto en los entrenamientos.
- No tiene la necesidad de impresionar a los demás (se centra en su rendimiento).
- Se acepta a sí mismo, incorporando sus puntos fuertes y débiles.
¿Cómo generar CONFIANZA en TI MISMO si eres deportista?
Céntrate en «TRABAJAR DURO», acumula trabajo para sentir que estás bien preparado, gánate el derecho a ganar. Todo lo que no sea prepararse para ganar es hacerlo para perder. Huye de tu zona de confort en la que todo lo que se hace y encuentra es comodidad, seguridad,… que no permitirá seguir creciendo. Los progresos exigen romper con barreras de incertidumbre, de temores, dudas… generando dichos progresos mejores significativas en la autoconfianza.
No podemos entender un progreso sin asumir riesgos, por más que estos puedan llevarnos al error la proyección del deportista tiene que en esa línea de asunción de los mismos. Michael Jordan fue muy admirado -entre otras cosas- porque se jugó el último tiro a canasta en 125 partidos donde acertó, llevando a su equipo a la victoria. Quizás el dato que se desconozca sea que en el mismo número de partidos se la jugó y no acertó. Aún a pesar de ello fue admirado. ¿Por qué?. Porque ÉL SIEMPRE LANZÓ EL BALÓN.
La segunda de las máximas que han de guiarte en tu proceso de generación de autoconfianza será la siguiente: «lo que nos ocurre es mucho menos importante que el modo en que reaccionamos ante lo que nos ha ocurrido«. Reprogramar los diálogos que los deportistas hacen de las distintas situaciones afrontadas es clave. Elegir pensamientos racionales, útiles, objetivos y funcionales ha de convertirse en el mayor propósito si quieres que las habilidades psicológicas que están siendo tratadas remen en la buena dirección de tu rendimiento.
– Ser Competitivos.
Cuando pensamos en este concepto evocamos ideas como «pasión competitiva«, «necesidad de ponerse a prueba» o «ganar cualquier oportunidad de competir«. ¿Eres consciente del valor añadido que te puede dar «Ser Competitivo»?. La competitividad permite tener:
- Capacidad para responder a la presión.
- Capacidad para enfrentarse «agresivamente» a los riales.
- Capacidad para mantener la concentración.
- Valentía para superar el dolor.
- Deseo constante de mejorar.
- Capacidad de aprender y adaptarse; hacer lo que sea necesario para ganar.
- Capacidad para jugar con inteligencia así como con dureza.
¿Cómo generar competitividad en el deportista?
¿Dónde se empieza a fraguarse la competitividad del deportista? En el ENTRENAMIENTO. Es el contexto ideal para trabajar aquellos elementos que queremos se vean reflejados en la competición. Algunas señales que nos permitirán identificar la competitividad del deportista en los entrenamientos:
- Reconoce que el entrenamiento es la cale para progresar.
- Salta al campo de entreno con claros objetivos personales.
- Es el primero pisar el terreno de entrenamiento y último en abandonarlo.
- Olvida la socialización una vez dentro del terreno.
- Mantiene la concentración en cada acción realizada.
- Etc.
¿Y qué hay de esa competitividad en las competiciones?. Algunos de los hábitos físicos y mentales que tendrá que cuidar el deportista si quiere ser competitivo son:
- Conservar una autoconfianza inquebrantable.
- Concentración única en aquello que se puede controlar (juego).
- Ser disciplinado en el desarrollo del trabajo expuesto.
- Gestión de la ira y los errores.
- Capacidad para olvidar los malos momentos y tener resiliencia para sobreponerse.
- Tener el valor de tomar riesgos cuando la situación lo pide.
– Autocontrol (Inteligencia Emocional).
Muchas situaciones deportivas despiertan en el deportista tanto emociones facilitadoras como debilitadoras. Permitir que el estado emocional perturbe el rendimiento físico supondrá rendir menos de lo esperado, de ahí la importancia de trabajar las habilidades de AUTOCONTROL EMOCIONAL.
Sirvámonos del siguiente esquema para explicar y demostrar la procedencia de las emociones, que son en última instancia las que generarán energías en favor o en contra del despliegue del jugador.
- El jugador se enfrenta a una determinada situación.
- Valora la situación en base a su historia personal.
- El jugador sentirá unas emociones determinadas según el color de la interpretación de la situación.
- Según las emociones sean positivas o negativas así serán los niveles de energía alcanzados (energía sin/con tensión). Emociones positivas: competencia, confianza, determinación, impulso, concentración, alegría, excitación, agresividad, espíritu de lucha, entre otras. Emociones negativas: miedo, indefensión, confusión, inseguridad, falta de confianza, depresión, debilidad, …
Como se puede apreciar «El PENSAMIENTO lo es TODO«: como pensamos es como sentimos. El deportista debe conocer y asumir la responsabilidad de sus pensamientos, tiene que ser consciente de lo que se dice a sí mismo y redirigirlo en una dirección más funcional (controlar el monólogo interior).
Es para nosotros el deportista ideal, completo y con habilidades de autocontrol el que:
- Es intenso sin estar tenso.
- Mantiene la calma y se concentra en todo momento.
- Es capaz de afrontar las competiciones importantes así como las menos exigentes.
- Aparece en los momentos decisivos.
- Juega bien cuando hace falta.
- Gestiona bien los errores.
- Demuestra pasión, pero controla la ira.
- Se relaciona con los demás de forma madura y positiva.
- Puede manejar las expectativas de los demás.
- Se puede confiar en él.
Trabajo del Psicólogo Deportivo con los Técnicos Deportivos, principalmente Entrenadores.
Bien sabido es que la gestión individual o de grupos humanos es compleja, pudiendo llegar a ser muy difícil dependiendo del número de circunstancias que de manera conjunta puedan darse. El concepto «JEFE de vestuario» ya quedó atrás, pues los estilos autoritarios sólo demostraron su eficacia para situaciones muy concretas. El respeto del vestuario ganado con argumentos es mayor al conseguido por el simple hecho de ser asignado entrenador por una dirección deportiva; el buen LÍDER aquel que es capaz de convencer, más que imponer. Y ahí el abanico de posibilidades de asesoramiento que la Psicología del Deporte puede ofrecer es infinito.
La intervención psicológica en el Deporte no es ninguna panacea, no es la herramienta mágica que aporta resultados exitosos sin valorar el resto de cualidades que componen el rendimiento deportivo. Del mismo modo creo en los talentos perdidos en el camino por no haber tenido el aspecto mental de su lado o no haber podido contar con las personas indicadas para potenciarlo.