Entendemos por aptitudes personales las condiciones necesarias para poder desarrollarse con una cierta eficacia en los distintos ámbitos de la vida en los que nos movemos (laboral, social, ocio, personal,…). Estas aptitudes pueden ser heredadas y acompañarnos desde nuestro nacimiento, o aprendidas a lo largo de nuestro desarrollo evolutivo. Sea su origen uno u otro necesitan ser potenciadas, esto es, trabajadas, puesto que como decíamos, nos acercarán a un desarrollo más eficaz.
Para el presente artículo nos hemos centrado en 5 grandes aptitudes generales para la vida, aplicables a cualquier ámbito. La selección de aptitudes necesarias a trabajar y potenciar nos obligaría a ampliar las que hemos seleccionado, pero desde nuestro punto de vista estas serían las 5 variables que no deberían faltar en tu repertorio.
1. Manejo de sentimientos/emociones.
Existe la creencia equivocada que esas emociones son generadas por las situaciones por las que vamos pasando, y que por tanto escapan a nuestro control. Dicho con otras palabras: que sentimos lo que sentimos porque los demás nos provocan esas emociones, planteamiento erróneo.
Imagina que un sábado de verano, estando dormido, a eso de las 4 de la madrugada, te despiertas al oír un ruido que identificas procede de una de las habitaciones de tu casa. Concretamente crees que es de la habitación de uno de tus hijos, y llegas a percibir que ha sido en la ventana/balcón donde escuchaste el ruido. ¿Qué harías en tu caso? ¿Acudirías a la habitación para comprobar lo qué pasó o seguirías durmiendo plácidamente?. Todo va depender de cómo interpretes la situación que acabas de vivir. Si crees que a tu hijo algo -no positivo- le pudo pasar (se cayó de la cama), o que alguien quiso entrar a tu casa (robo), sentirás miedo, ansiedad, … Si en cambio te convences que fue una corriente de aire la que cerró la ventana, de ahí el ruido, te mostrarás tranquilo y probablemente sigas durmiendo plácidamente, o te acercarás a la habitación de él con serenidad.
Como acabas de apreciar la diferencia en los sentimientos experimentados pasa por la interpretación que hagas del suceso en cuestión vivido. Nos hemos centrado en un ejemplo fácil de entender con la intención que expandas esta habilidad al resto de situaciones.
2. Empatía.
En un mundo cambiante, cargado de estrés, con tintes oscuros de egoísmo y obligados a relacionarnos con los demás (porque somos seres sociales por definición y los necesitamos), la empatía se erige como una de las habilidades más importantes a potenciar en nuestro fuero interno.
Entendemos por esta aptitud la disposición de la persona a abandonarse a sí mismo y ponerse en el lugar de la otra persona para favorecer la comprensión de dicha persona. Esta habilidad, en la teoría bien entendida desde un punto de vista pedagógico, puede llegar a ser de gran dificultad desarrollarla. Para poder hacerlo es condición sine qua non favorecer nuestro propio abandono, no interpretar a la otra persona desde nuestro sistema de valores y creencias propio.
3. Asertividad.
Entendemos por asertividad la habilidad para expresar libremente nuestras emociones, deseos, gustos, necesidades, … de una manera directa, clara, sencilla, sin agredir a otros y consentir que nos agredan.
La asertividad es una de las habilidades que más se relacionan con el desarrollo de la autoestima. ¿Por qué?. Pues porque expresar lo que pensamos y sentimos, sin ceder a presiones e influencias externas, representa el respeto hacia nosotros mismos.
Las personas no asertividad expresan que no son capaces de expresar cuanto piensan, sienten y necesitan ante el resto de personas que están en su entorno. Literalmente manifiestan que les faltan valor para hacerlo, y sufren por no hacerse respetar. En muchas ocasiones creen que hacerlo es una señal de egoísmo, algo que repudian. Sin embargo la asertividad nada tiene que ver con el egoísmo.
4. Control del estrés.
En tiempos de pandemia como los que vivimos actualmente (covid-19), no es menos cierto que el estrés también tiene connotaciones similares al comportamiento del coronavirus. ¿Quién no ha padecido los estragos del estrés en algún momento/s de su vida?. En las Consultas de Psicología la necesidad de controlar el estrés que experimentan las personas se ha convertido en una demanda muy solicitada de intervención por parte de los psicólogos.
Conocer qué es el estrés, cuáles son sus síntomas, identificar si estamos experimentándolo, cuáles son sus consecuencias (a nivel físico, psicológico/emocional, comportamental, …) se hace muy necesario en tiempos donde malconvivimos con el estrés. Dejar que el estrés campe a sus anchas significará dejarlo crecer para tener que lamentar hechos, conflictos, problemas de salud, malestar emocional, … que a buen seguro cortarán nuestro aliento de vida.
Te recomendamos la lectura del post «Estrés laboral» para familiarizarte con muchas pautas recomendadas para la gestión del estrés.
5. Pensamiento crítico.
Entendemos por pensamiento crítico la capacidad de la persona para acercarse a la objetividad de unos hechos o temas que recibe y poder así distanciarse de la subjetividad y sesgos que pueden coexistir en la transmisión de esos hechos o temas.
Hablamos de una habilidad que entendemos es más necesaria tener potenciada atendiendo las características temporales que definen la sociedad o cultura del momento. En tiempos actuales donde los medios de comunicación están constituidos para tener mucha influencia, donde la interconectividad es mayor que nunca (millones de usuarios conectados a través de redes sociales), etc. tener un pensamiento crítico se hace muy necesario.
Tener un pensamiento crítico no es llevar la contraria al mundo y desconfiar de todo lo que percibimos (escepticismo en exceso); el pensamiento crítico busca verdades justificadas y razonables, lo más acercadas a la objetividad. Permite generar identidad propia, a la vez que evitamos caer en conformismos y falacias y sesgos.
