La autoestima es uno de los pilares básicos en el desarrollo de los niños, jóvenes y adolescentes. Pero no solo resulta importante en esta etapa sino en las siguientes ya que ésta es la base de la autoconfianza y la que provoca que nos enfrentemos de forma segura, insegura o dubitativa a los diferentes acontecimientos de la vida.
De igual forma que los padres nos preocupamos por la salud física de nuestros/as hijos/as, de su rendimiento académico, de las actividades extraescolares,… aprender a entender la importancia de sus emociones y de la confianza que poseen en sí mismos es vital.
Los padres pueden ayudar mucho a sus hijos/as en este aspecto por lo que el presente post lo queremos dedicar a cómo fomentar y aumentar la autoconfianza en los niños/as.
¿Qué significa confiar en sí mismo?
Confiar en uno mismo es creer en el propio yo, en las aptitudes personales. Es decir, creer que tienes unas aptitudes adecuadas para enfrentarte a las distintas tareas o actividades que tienes que ir realizando. No debemos confundir autoconfianza con autoestima, que aunque van de la mano no son lo mismo. La autoestima hace referencia a la «estima, amor» que tienes en tí mismo y la autoconfianza está centrada en la confianza hacia tus capacidades personales.
La confianza es la base para una autoestima adecuada y sana. Un niño/a que confía en sí mismo/a afrontará con valor las tareas y actividades para superarlas sin miedo a fracasar (al menos sin miedo desproporcionado que le incapacite afrontarlas), admitirá los fracasos y volverá a intentarlo.
En este aspecto los padres tienen un papel muy importante para aumentar la confianza en sí mismos de sus hijos/as. Aunque existan determinados rasgos de personalidad que predispongan a desarrollar una menor confianza de los niños/as en sí mismos/as, el contexto familiar tiene mucho que hacer en este aspecto.
Señales que hacer sospechar de una baja confianza en tus hijos/a
1. Actitud crítica y perfeccionista
Cuando observamos un niño/a que nunca está contento/a con sus resultados, demuestra falta de confianza en sí mismo/a y no acepta fallar. Por ejemplo, ocurre cuando hay niños/as que van al detalle en todo lo que hacen y un simple olvido o pequeño error lo interpretan de forma catastrófica.
2. Comportamiento agresivo
Hay ocasiones en la que los niños/as adoptan una actitud agresiva con los demás en forma de crítica, insultos, voces… para de esta forma crear en los demás inseguridades y así conseguir que se sientan iguales que ellos mismos. Suelen ser niños/as y jóvenes que les faltan herramientas para expresar sus emociones y usan la agresividad como método de defensa y para no reconocer sus debilidades o su falta de confianza.
3. Estado de ánimo triste e indecisión
Son niños/as que les cuesta sonreír y mostrar entusiasmo por lo que hacen. Necesitan continuamente el apoyo de sus padres para continuar y valorar sus capacidades y sus resultados. Además tomar decisiones les cuesta mucho y siempre un «no sé» en la boca por miedo a la repercusión que sus decisiones pueden tener en los demás. Son niños/as que dependen mucho de la opinión y decisiones de los demás, consultan en exceso a los demás para tomar sus propias decisiones.
En el caso de los adolescentes estos comportamientos son más frecuentes dado la etapa de cambio, de formación de personalidad y creación de valores personales en la que se encuentran.
4. Necesidad de complacer a los demás.
Muestran una actitud pasiva ante las decisiones y anteponen las opiniones de los demás a las suyas propias. Además no son capaces de decir «no» y dejan a un lado sus propios intereses o valores. En el caso de decir no aparecen fuertes sentimientos de culpabilidad.
5. Dificultad para relacionarse con sus iguales
Por la propia inseguridad y miedo a fallar son niños/as que les cuesta relacionarse con sus amigos/as y que le resulta difícil disfrutar.
¿Qué pueden hacer los padres para aumentar la confianza de sus hijos/as?
1. Aceptar sus dificultades y errores
En muchas ocasiones los adultos pretenden proteger a los niño/as de los errores, bien sea impidiendo que los cometan o justificando su comportamiento. El objetivo es que los niños/as y jóvenes aprendan que pueden cometer errores, y de hecho es lo normal y que se responsabilicen de las consecuencias de sus comportamientos. La idea a transmitir es la siguiente: «ahora has cometido un error pero ya sabes en lo que has fallado y la siguiente ocasión no lo harás. Inténtalo de nuevo».
2. Ofrécele cosas nuevas a las que enfrentarse
El hecho de enfrentarse a nuevas actividades y tengan que poner en marcha estrategias que no conocen y adquirir nuevas habilidades hacen que tengan un repertorio mayor de habilidades y por tanto se sientan con más confianza y seguridad para abordar cualquier cosa que se le presente.
3. Refuerza la perseverancia y constancia
Este aspecto está muy relacionado con aprender a afrontar los fracasos. Es decir, que los niños/as aprendan a no abandonar a la primera ante el primer contratiempo que se les presente es una habilidad muy importante para el resto de sus vidas. Anímalo a seguir intentando aquello en lo que está inmerso y recuérdale que lo importante no es siempre tener éxito sino seguir intentándolo a pesar de no lograr siempre ser el/la mejor.
4. Establecezca metas a corto plazo
Tener una meta a largo plazo es muy positivo porque permite dirigir los esfuerzo hacia la consecución de éste. Pero es necesario dividirla en objetivos pequeños y concretos a superar para llegar al final. Además a medida que vayan consiguiendo estos pequeños pasos hará que los niños/as se sientan fuertes y aumente su confianza para seguir adelante.
5. Valora y refuerza su esfuerzo
Actualmente existe una tendencia elevada a centrarnos única y exclusivamente en el resultado. Si no «vemos» el resultado no «sirve o no ha sido suficiente». Con los niños/as y jóvenes es importante valorar su esfuerzo independientemente del resultado obtenido. Este refuerzo hay que mostrarlo de forma explícita para que los niños/as lo sepan. Evidentemente siempre y cuando exista y valoremos que ha habido un esfuerzo por su parte.
6. Conoce los intereses de tus hijos/as
Explora aquello que le gusta a tu hijo/a y en el que se siente cómodo/a ya que se sentirá más seguro y la confianza crecerá. Además percibirá que a sus padres se interesan por aquello con lo que disfrutan y se sienten seguros.
7. Hazle ver que la imperfección existe
Se trata de que los niños/as conozcan distintas realidades y observen que las cosas perfectas no existen en la mayorías de las ocasiones. Ponle ejemplos de las redes sociales, de sus cantantes favoritos, protagonistas de series, juegos,… y muéstrale que también ellos/as son imperfectos.
8. Muéstrale que su aportación es importante
Los niños/as y jóvenes cuando se les tiene en cuenta para hacer trabajos, para dar opiniones,… se sienten más valorados y conectados (aunque inicialmente se quejen). Es decir, los niños/as valoran que los demás los tengan en cuenta y los puedan ayuden.
9. Ofrécele oportunidades de éxito
Aunque no siempre puedan obtener éxito es importante que los niños/as tengan oportunidades donde pueden estar prácticamente seguros/as de que van a tener éxito. Si nunca obtiene éxito es difícil que los niños mantengan la motivación y su seguridad y confianza se verá mermada.
10. Los padres como ejemplos de sus hijos/as
En último lugar pero no por ello menos importante muéstrale a tu hijo/a como te enfrentar a retos nuevos, con confianza, seguridad y perseverancia. Enséñale tus equivocaciones y dudas para que así aprenda que todos en algún momento no nos sentimos seguros y aparece la frustración.
«Recuerda: si queremos ayudar a nuestros hijos/a a enfrentarse al mundo con seguridad y confianza es importante que desde bien pequeños les ofrezcamos experiencias que permitan desarrollar habilidades en beneficio de la confianza y seguridad en ellos/as mismos/as. Anímalo siempre a enfrentarse a cada pequeña cosa sin miedo y enséñale que los errores son reales y normales»
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