¿Sientes que no das más de sí en tu trabajo?. ¿Percibes un agotamiento significativo que nunca antes llegaste a tener?. ¿Si de ti dependiera introducirías muchos cambios en la organización de tu empresa para mejorar el bienestar tuyo y de tus compañeros?. ¿Te defines como una persona que tiene dificultades para manejar el estrés que te provoca trabajar?. ¿Has escuchado la expresión «estar quemado«?. ¿Cuáles son los síntomas principales que lo definen?….
Semanas anteriores publicábamos otro artículo parecido: «Estrés Laboral». Aunque pueda parecerte que ambos post hablan de lo mismo no es así, aunque guardan alguna que otra relación. El síndrome de burnout es la consecuencia última de mantener el estrés que te provoca el trabajo durante un tiempo determinado.
En el presente artículo abordaremos estas y otras cuestiones sobre el denominado «síndrome de burnout» o «síndrome de desgaste profesional». Un síndrome al que puede acceder cualquier persona en su puesto de trabajo, si bien está más asociado a aquellas profesiones que están en contacto constante y directo con clientes-pacientes. Conocer sus síntomas te permitirá hacer una identificación rápida para controlarlo; mantenerte en el tiempo soportando esta afectación emocional te acarreará una más que probable baja laboral y situación personal nada agradable, pudiendo incluso llegar a la renuncia definitiva de tu trabajo.
Síntomas que definen el «síndrome de burnout».
Síntomas físicos:
- Cansancio, fatiga mantenida en el tiempo no explicada por un esfuerzo puntual.
- Tensión muscular, dolores musculares.
- Dolores de cabeza, provocado por la tensión acumulada.
- Problemas gastrointestinales.
- Insomnio.
- Alteraciones en el apetito.
Todos estos síntomas son fruto del agotamiento físico al que aludíamos más arriba; es como la pila o batería que cumplió con su deber y ahora. está ya inservible y necesita ser cambiada o cargada.
Síntomas cognitivos.
- Valoración negativa de todos los elementos que conforman el entorno laboral: organización, compañeros, jefes, clientes…Al trabajador quemado todo le sienta mal.
- Dificultades para poder concentrarse en el trabajo.
- Fallos de memoria (al no estar atento tiene dificultades para memorizar determinadas cosas).
- Sensación de fracaso laboral al no llegar a los objetivos marcados.
- Desinterés en el desarrollo de las funciones laborales.
- Pensamientos de abandono del trabajo, como consecuencia de la frustración continua en la que se encuentra el trabajador.
Síntomas en el comportamiento.
- Disminución del rendimiento laboral (en cantidad y calidad).
- Aumento del absentismo laboral: ya sea por el agotamiento o como manera de aliviar el exceso de tensión el trabajador quemado se abstiene de acudir a su trabajo..
- Evitación de responsabilidades y olvido de compromisos importantes.
- Aumentan los conflictos con las personas con las que se relaciona, señalando a los demás como causantes de los mismos. Sin embargo es la actitud negativa de él quien motiva dichos conflictos.
- Se incrementan las conductas de «escaqueo» (llegar tarde, salir antes, entretenerse en determinadas tareas…para rehuir de los elementos que lo estresan aún más de lo que ya de por sí está).
- Incremento de hábitos nocivos: alcohol, café, tabaco, fármacos…como recurso para afrontar el estrés mantenido.
- Abandono de la profesión o solicitud de cambio de puesto de trabajo.
¿Por qué se produce el burnout? Factores que predisponen y desencadenan el burnout.
Son muchos los elementos que se han estudiado en la literatura científica como predisponentes del llamado síndrome de desgaste profesional, desde los relacionado con la propia organización de la empresa como los personales del empleo.
Causas predisponentes relacionadas con la organización.
- Sobrecarga del trabajo.
- Falta de recursos para llegar a los objetivos planteados.
- Ambiente tóxico en la empresa, donde se fomenta la competitividad y rivalidad en vez de la cohesión del grupo.
- Trabajo por turnos: la alteración del sueño, hábitos alimenticios, biorritmos de rendimiento, las dificultades para compatibilizar con vida social,… provocado por el turno de noche o cambios continuos en los turnos predisponen a un desgaste del profesional.
- Carencia de reconocimiento y/o retroalimentación (feedback). La falta de reconocimiento o valoración genera decaimiento en la motivación del trabajador, e incluso indefensión profesional («haga lo que haga da igual, ni me felicitan ni me castigan«). La valoración del empleado no puede estar únicamente sustentada en su retribución económica; tan importante son los suelos percibidos como, lo en en psicología hemos venido a denominar, «salario emocional«.
- Cambios sociales y/o tecnológicos que exijan adaptaciones rápidas. Especialmente aquellas personas con dificultad para adaptarse a los cambios serán las que más sufran las rápidas evoluciones que por momentos se dan en nuestra sociedad y en los trabajaos.
- Falta de definición en el rol profesional: que el empleado no tenga claro cuáles son sus funciones lo obligará a caminar constantemente sobre la incertidumbre que genera el no saber si lo que está realizando es lo que se espera de él.
- Falta de control sobre el propio trabajo: que el trabajador perciba que no cuenta con los recursos y/o habilidades para desarrollar su trabajo genera indefensión. Si en cambio el control es excesivo, es decir, es muy responsable y exigente, esa característica se convertirá en perjudicial para su salud.
- Estructuración y orden de la organización: hay tipologías de organizaciones que son más susceptibles de generar malestar en sus trabajadores, como las excesivamente burocráticas-rígidas y las informales. En ambos casos el empleado se encuentra o muy encorsetado y sin margen de movimiento y participación sobre la toma de decisiones que le afecta, o expuesto a la improvisación por carecer de patrones y normas que guíen su desempeño.
Características personales relacionadas con la probabilidad de sufrir burnout.
- Un altruismo fuerte: las personas que se entregan de manera intensa hacia los demás pueden ser utilizadas en beneficio de los demás, siendo sometidos a sobrecargas que a buen seguro dejarán marca en la persona.
- Excesiva autocrítica y autoexigencia.
- Marcada sensibilidad hacia los sentimientos de los demás: las personas con tendencia a empatizar fuertemente con las dolencias y/o problemas de los demás tienden a sufrir un mayor desgaste, especialmente cuando no cuentan con la habilidad para «salir» de la situación que planteó su cliente.
- Un idealismo exacerbado sobre las posibilidades de desarrollo del puesto ocupado y empresa de la que forma parte, lo que lleva a una entrega desmedida si lo comparamos con las posibilidades reales de alcance de la empresa y/o puesto desempeñado.
- Falta de habilidades en el manejo de situaciones conflictivas.
- Etc.
¿Cómo se puede prevenir o intervenir sobre el síndrome de burnout?
Prevenir desde las actitudes personales adoptadas por el empleado.
- Cuida tu nivel de autoexigencia. Aunque la exigencia que nos aplicamos sobre nosotros pueda tener una buena «publicidad», mantenida en el tiempo es fuente generadora de estrés. Además pocas veces está satisfecho con sus actuaciones. Plantéate si las metas que persigues son autoimpuestas o planteadas por tu entorno laboral.
- Afronta tu miedo a las equivocaciones y errores. La inseguridad de aquellas personas que tienen miedo a equivocarse les lleva a sufrir un desgaste mayor. Tanto los errores como su esfuerzo porque no ocurran los consumen.
- Mantén viva tu autoestima. Sabemos que la autoestima es un factor de protección frente al burnout, pues una sana autoestima te permitirá manejar muchas situaciones potencialmente generadoras de estrés.
- Atiende tus hobbies en tu tiempo libre. No te excedas en el tiempo dedicado a tu profesión, o hazlo lo menos posible. Las aficiones y tiempo dedicado a tus relaciones sociales y/o familiares compensarán el desgaste que genera el trabajo.
- El exceso de autocrítica consume aún más si cabe tu energía. Pensamientos del tipo «soy un mal profesional», «no realizo bien mis funciones»,... no teniendo pruebas objetivas para verificarlos, mantenidos en el tiempo llegar a ser agotadores.
- Se objetivo en el filtrado de las vivencias que componen tu trabajo. Si tu filtro selecciona sólo aquellas situaciones negativas que tiene el trabajo éste hará que la visión que tengas del mismo sea negativa. Trata de ver toda la realidad en su conjunto y no sólo la parte más negativa de la misma.
- Cuestiona las generalizaciones que haces. «Hoy día todos los pacientes son muy impacientes«, «todos los días son iguales en el trabajo«, «el jefe siempre mirará por su empresa y no por su trabajadores«… ¡Piensa en términos más relativos y te sentirás mejor!.
- Abre la puerta a un futuro más esperanzador. Si tu pasado y presente laboral están manchados de vivencias negativas -quizás influido por el filtrado no limpio que haces- contempla el futuro con otro descaro. Probablemente esta visión futura de tu situación laboral mejore al ampliar tu perspectiva.
- Evita el «no puedo» o «no soy capaz«. Identifica qué elementos están a tu alcance para cambiar en tu trabajo y mejorar tu bienestar. A lo mejor no puedes cambiarlo todo, pero los que consigas a buen seguro reportarán un alivio de las cargas que tienes que soportar.
- Si eres de los que los cambios introducidos te desgastan afróntalos como retos, y por qué no mejoras a medio plazo para tu desempeño.
- Comparte tus preocupaciones y/o malestar. Una visión distinta a tu realidad puede aportarte claridad y opciones que no contemplabas.
- Sé empático, pero sin pasarte. En aquellas profesiones donde la empatía es una habilidad importante para el buen desempeño debes vigilar el grado de identificación con el cliente-paciente. Piensa y siente con él, pero no hagas tuyos sus problemas.
- Aprende o di más «no» a aquellas propuesta que no puedes hacer, no quieres o no cuentas con las habilidades para realizarlas. En no pocas ocasiones las funciones o tareas asumidas exceden de nuestras competencias y/o límites.
- Muestra habilidad en la realización y recepción de las críticas. Tanto cuando realizamos como cuando recibimos críticas estas pueden ser mal hechas o recibidas, con el consiguiente resentimiento generado.
- Organización del tiempo.
- Evita la meticulosidad, especialmente si estás estresado.
- El orden en tu lugar de trabajo economizará tiempo.
- Concéntrate y evita las interrupciones y encargos que no son de responsabilidad.
- Primero las tareas más difíciles y después las más asequibles, siempre y cuando se ajusten a tus biorritmos (los tiempos en los que la persona rinde más o menos en el día). De esta manera liberas tu atención para el resto del día.
- Trabaja de tarea en tarea, no lleves adelante más de una tarea y priorizando las más importantes. La sensación de ir finiquitando tareas es muy placentero.
- Antes de realizar tu cometido asegúrate tener toda la información necesaria para su realización; así evitas pérdidas de tiempo innecesarias.
- Introduce pequeños descansos (10 minutos) cada hora y media. Te permitirá recargas pilas y seguir adelante con la jornada laboral.
Todas estas medidas recomendadas no tendrían mucha utilidad si no se acompañan de los respectivos cambios a nivel organizativo. Los plantes de prevención de riesgos laborales de las empresas contemplan la responsabilidad que tienen sobre la salud del trabajador, siendo el «síndrome de burnout» motivo de vigilancia. Desde la experiencia que llevamos acumulada en consulta podemos aportar como información relevante el importante número de personas que en sus diálogos con nosotros hacen mucha referencia al estrés que les genera sus trabajos.
Cómo prevenir desde la organización de la empresa.
- Nivel de carga laboral: ¿es la carga soportada la adecuada tanto en cantidad como a nivel cualitativo (dificultad de la labor)?.
- Establecer una carga equilibrada.
- Dotar de suficiente personal para la realización de las tareas.
- Reequilibrar cargas o sustituir rápidamente las bajas de personal.
- Fijar un tiempo para la realización de las tareas suficiente.
- Contar con la opinión de los trabajadores para los elementos recién mencionados.
- Evitar la «ambigüedad de rol» y el «conflicto de rol«. El trabajador ha de conocer qué se espera de él, cuál es el papel suyo a desempeñar en la empresa. Sin embargo en no pocas ocasiones el trabajador sufre la incertidumbre e inseguridad por no estar claras las funciones que de él espera la empresa. Por conflicto de rol entendemos la incompatibilidad que se de entre las distintas demandas que se vierten sobre el trabajador, o el choque de dichas demandas con la opinión o valores del trabajador.
- Potenciar un clima de trabajo de confianza entre compañeros, superiores y subordinados, a través de unos buenos canales de comunicación, los roles bien definidos, sin rivalidad entre trabajadores y promociones no arbitrarias.
- Horarios respetuosos con la conciliación familiar. La concepción del trabajo «trabajar para vivir» nunca debiera ser tergiversada. Sin embargo muchas personas, obligadas por circunstancias que no eligen, se acogen a sus trabajos sin poder renunciar a ellos y compatibilizarlo con su vida personal.
- Participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa, ya que para eso serán quienes lleven a cabo de manera práctica esas decisiones tomadas. Hacerlos partícipes de los acuerdos, promover las sugerencias de mejora, invitarlos a opinar sobre la visión que tienen de la empresa, etc.
- Estilo de liderazgo eficaz en la gestión del grupo humano que integra la empresa. Unas correctas habilidades en la solución de conflictos, manejo de los empleados, habilidades sociales, … serán claves en la prevención del burnout.
- Definir sistemas de reconocimiento profesional. El trabajador quiere y necesita sentirse valorado por los esfuerzos y logros conseguidos. Las promociones internas tienen que ser justas y concretadas en términos de méritos propios, y no tomadas por decisiones políticas o de «amiguismo». Estas decisiones podrían generar ambientes no adecuados para el buen rendimiento del empleado.
- Formación en la prevención de aquellos agentes psicosociales que inciden sobre la salud y el bienestar de los empleados, entre los que se incluye el estrés y el «burnout».
- ¿Y por qué no incluir periodos sabáticos, al menos parcialmente remunerados, cada X años trabajados?.
Cómo has podido comprobar con la lectura de este artículo «estar quemado» no es una expresión más del refranero popular utilizada para describir una situación puntual atravesada en un momento determinado. Es burnout es un síndrome o cuadro completo que deja huella sobre la salud del trabajador, siendo su abordaje motivo de relevancia para ser tratado por los profesionales de la Salud Mental.