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Psicosalud Herrera

Violencia de género

por | Jun 30, 2021 | Maribel Quiles | 0 Comentarios

La Organización de Naciones Unidas (ONU) define la violencia de género como:

«Cualquier acto de violencia contra la mujer que resulte o pueda resultar en daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a las mujeres, incluidas amenazas de tales actos, coacción o privación arbitraria de la libertad, ya sea en la vida pública o privada. Este tipo de violencia se dirige a la mujer por el hecho de ser mujer«.

Los datos existentes sobre violencia de género son cuanto menos preocupantes:

  • El 70 % de las mujeres asesinadas son menores de 40 años.
  • El 13 % de los chicos reconocen haber maltratado alguna vez a una chica.
  • Entre los 12 y 13 años, el 12 % de las chicas ha recibido violencia por parte de algún chico. El 67% de las chicas no es consciente del maltrato.

Estos datos no hace más que confirmar que la violencia de género no es un problema de la etapa adulta o vejez sino que cada vez observamos (y así lo demuestran los datos) que la violencia de género afecta también a la etapa adolescente y juvenil.

La violencia de género es un problema social que afecta a todos los sectores de la sociedad. La violencia normalmente no se inicia con agresiones físicas. Al principio son los comportamientos de dominio y abuso los que predominan para sentar posteriormente las bases del control y sumisión. Por este motivo es necesario ayudar a los adolescentes y a las familias a identificar estas situaciones de maltrato para ponerle freno a esta lacra social antes de que sea demasiado tarde.

¿Qué se entiende por violencia de género?

La violencia de género es un término que ha sido muy debatido, estudiado e incluso rechazado desde algunos sectores sociales. Como su nombre indica es una violencia ejercida por razón de género, es decir, el motivo por el que se lleva a cabo es por tener un determinado género, en este caso, el femenino.

Es una violencia basada en el género, un género que se entiende inferior y sumiso. Está basada en el modelo patriarcal existente desde tiempos remotos en el que el hombre es superior a la mujer y en el que se legitima esta superioridad para asegurar el dominio sobre éstas. El hombre es el que controla y dirige y la mujer la que asume, acepta y acata tales directrices, no pudiendo mostrar sus ideas y opiniones. Es un tipo de violencia muy arraigada en las estructuras, normal y valores sociales y culturales que gobiernan la sociedad.

La violencia de género se basa en un desequilibrio de poder y en la superioridad del género masculino sobre el femenino. Ésta se lleva a cabo con la única intención de humillar y hacer que la persona se sienta inferior. La violencia de género puede ocurrir tanto en el ámbito público como en el privado.

Violencia de género en la adolescencia

1 de cada 3 jóvenes sufre violencia de género. Desde diferentes ámbitos de la educación, de la psicología, de la política,…. se han realizado importantes acciones para frenar esta violencia. Son numerosas las actividades y condenas sociales y legales que se practican contra la violencia de género.

A pesar de ello siguen siendo insuficientes las medidas desarrolladas. ¿Por qué? porque en la mayoría de las ocasiones la voz de alarma se pone demasiado tarde. Porque además se sigue ensalzando la idea del «amor romántico» por encima de todo, y poque «hago todo por amor» está muy enrraizado aún hoy día en nuestras bases sociales y culturales. Esta idea impide ver las primeras señales de maltrato. Se ha hecho mucho hincapié en el maltrato físico, en el pegar, pero debemos ser conscientes que no sólo pegar o tener moratones es violencia. Toda la atención se ha centrado en «si te pega no te quiere» pero es que cuando la violencia física llega debemos saber que ya vamos tarde para actuar.

Los signos de una relación de pareja tóxica o insana son múltiples: alteraciones del estado de ánimo, irritabilidad, ansiedad, miedo, cansancio, falta de concentración en los estudios, cambios en el apetito, aislamiento de su familia y amigos, signos de desconfianza hacia los demás, continuas mentiras, etc….

La adolescente que se encuentra en este tipo de relación suele mantener silencio y cree que esa relación es normal, pierde su capacidad de decisión y de decir no. Para conocer más sobre las señales de alarma a tener en cuenta en las relaciones de pareja pueden dirigirse a un post anterior denominado ¿Cómo saber si estoy en una relación tóxica? en el que se describen y analizan meticulosamente los diferentes signos y síntomas a tener en cuenta para saber si estamos ante una relación de pareja tóxica.

Fases de la violencia de género

En la violencia de género se ha observado que se repiten una serie de sucesos que si los plasmamos sobre un dibujo queda reflejado como un ciclo, conocido como el ciclo de la violencia. Éste se caracteriza por diferentes etapas que suelen repetirse a lo largo de la relación, estableciéndose como la forma de funcionar de ésta. Además a medida que va pasando el tiempo la duración de las etapas comienzan a acortarse tanto en las mismas etapas como el tiempo entre una y otra.

Se trata de un proceso lento que empieza con síntomas de control y dominación por parte del chico (al principio pasa de forma desapercibida). Normalmente este tipo de comentarios y comportamientos son justificados en nombre del amor.

De forma resumida las características de estas etapas son las siguientes:

Acumulación de la tensión

Esta fase se caracteriza por el aumento de tensión en la pareja sin motivo aparente o justificado. El chico comienza a mostrarse tenso e irritable y cualquier comportamiento de la chica le molesta y enfada. En este contexto la chica intenta hablar con él o tener comportamientos sumisos para no molestar a su pareja ni despertar ira en él.

Comienza a no hacer nada y a no expresar su opinión porque sabe que esto podría ser motivo de «bronca». Por lo tanto comienza a mostrar una actitud pasiva e inmóvil para no causar ningún problema en la relación. Todo ello como consecuencia de la culpa que ha sido depositada en ella. Es decir, él está enfadado por su culpa, por haber o no haber hecho tal o cual cosa, por decir algo o no decirlo, por estar dormida o por estar viendo la televisión,….. Da igual el motivo, sea el que sea, ella tendrá la culpla siempre de su enfado y éste estará justificado.

La desigualdad, control y sumisión que se ha ido construyendo favorece esta culpabilidad que utiliza el hombre para callar a la mujer. Intenta convencer a la mujer de que él tiene razón y de que ella es la que está equivocada y que su percepción de la realidad está equivocada. Ella termina dudando de su propia experiencia y se siente culpable (lo que refuerza aún más el comportamiento del hombre). El chico comienza a alejarse emocionalmente de la mujer y ésta empieza a sentir miedo a ser abandonada. A esto se añade la culpabilidad por la supuesta responsabilidad de finalización de la relación.

¿Qué harías en una situación en la que te ocurre esto? Pedir perdón una y otra vez para intentar compensar el supuesto error que has cometido y que te repiten un día y otro varias veces. Esto es lo que ocurre al final de esta fase donde el chico se aleja cada vez más de su pareja y empieza a castigarla verbalmente, con insultos, amenazas físicamente, etc.

Fase de explosión

Como su nombre indica, en esta fase el chico explota y acaba insultando fuertemente a la chica, amenazando, agrediendo, tirando cosas o rompiendo objetos preciados por ella, regalos, etc. La chica se queda paralizada, sin saber qué hacer. Todo el desequilibrio de poder que se ha ido gestando en la relación salta y ella no reacciona, no puede. Toda su valía, su poder como persona, su autoestima, su rede de apoyo ha quedado anulado. Por ello, no dice nada, no se queja ni muestra su enfado hacia él. Ha aprendido que es él quien tiene todo el poder y que si ha pasado esto es por su culpa, «ella lo ha provocado».

La chica entra en un porceso de «indefensión aprendida» que le impide reaccionar (recordemos que este proceso se refiere al estado psicológico en el que una persona percibe que no puede modificar una situación, es decir, su comportamiento no puede influir en el resultado).

Fase de Luna de Miel

Después de la tempestad viene la calma y en este caso ocurre así. El chico está arrepentido de lo ocurrido por lo que pide perdón y promete cambiar. Y realmente cambia. Se muestra encantandor con ella, ayuda, no hay malas palabras ni voces, todo parece perfecto. Ella en esta situación se siente extasiada, llena de amor y cree en «el milagroso cambio» de él. Deja de controlarla tanto y de ponerle restricciones, incluso sale alguna vez con sus amigas de nuevo lo cual supone retomar una parte del control perdido sobre su vida.

Ante estos cambios la chica cree que está cambiando y abandona la idea de finalizar la relación (si en algún momento se lo planteó). Es frecuente también que esta fase el chico abandone algún tipo de problema existente por ejemplo, con el alcohol, drogas, juego,…. lo cual refuerza aún más en la chica la idea de cambio.

Fase de escalada de la violencia

Una vez que el chico ha recuperado a la chica y ha conseguido su perdón empieza de nuevo a relajarse. Ya se siente seguro en la relación y deja de complacerla como lo hacía. Empiezan de nuevo los momentos de tensión e irritabilidad y cuando ella quiere hacer uso del pequeño control adquirido en la fase anterior él la castiga duramente.

A lo largo de todo este ciclo se va instaurando la dependencia en ella, lo cual dificulta aún más la posibilidad de escapar de esta situación. Es el chico quien controla la relación y las distintas fases. Ella empieza a darse cuenta de que haga lo que haga no puede controlar el comportamiento de su pareja.

La violencia y el maltrato es ejercido de forma arbritaria e indiscrimada, da igual el momento, el comportamiento, el día, la hora,… no hay patrón.

¿Está mi hija sufriendo violencia de género? 10 señales a tener en cuenta por los padres y madres

La forma en la que las adolescentes sufren violencia de género es diferente a la que experimentan mujeres de edad adulta. En esta etapa normalmente se manifiesta en forma de abuso verbal, más tarde psicológico y en menor medida físico. Además se añade una forma de acoso muy frecuente en este rango de edad, el ejerecido a través del móvil o redes sociales.

Muchas jóvenes confunden el acoso con interés o amor y los celos quedan justificados. En la mayoría de los casos no suelen identificar las conductas de control y dominio como muestras claras de violencia, sino, (y lo que es peor aún), las justifican como muestras de amor.

Para la familia no es fácil detectar la violencia que puede estar sufriendo su hija. Lo primero porque es muy doloroso tomar conciencia de que a tu hija, esa que era alegre, fuerte y con una buena autoestima, le está haciendo daño su pareja. Esa de la que tan bien hablaba ella y a quien tanto quiere es imposible que esté causándole tanto dolor. Y lo segundo, porque en los casos en los que se tienen sospechas es difícil elegir una forma de actuar, y a veces, sin quererlo, pueden provocar reacciones de distanciamiento por parte de las hijas hacia los padres.

A continuación exponemos una serie de señales a tener encuenta en tu hija que pueden señalarte que se encuentra en una relación abusiva o de maltrato (aclaramos que no significa que obligatoriamente tenga que existir una situación de violencia sino que son indicativos a valorar y considerar si aparecen en la relación de tu hija):

1. Distanciarse de los amigos y amigas de siempre.
2. Estado continuo de tensión o inquietud en situaciones que antes no provocaban esta reacción: por ejemplo, cuando suena el móvil, cuando le invitan a salir, cuando surgen un plan imprevisto,….
3. Cambios en el estado de ánimo con tendencia a la tristeza, irritabilidad, signos de llorar con frecuencia, etc.
4. Incremento del uso del móvil y dependecia excesiva de éste. Necesidad de responder inmediatamente al móvil a modo de obligación.
5. Aumento de la tensión familiar. Se suceden discusiones y se contrarian normas y hábitos existentes en la familia (por ejemplo, comer juntos un determinado día).
6. Problemas en el rendimiento académico. Posibilidad de aparición del abuso de sustancias.
7. Cambios en la forma de vestir, de maquillarse o peinarse que tenía antes de la relación.
8. Comentarios respecto a su valía como persona que hace indicar una baja autoestima.
9. Indicios físicos de maltrato físico: moratones, arañazos, rasguños, etc.
10. Mentiras. A veces suelen aparecen en un intento de protección de la relación y justificación del comportamiento del chico.

¿Qué hacer si mi hija está siendo víctima de violencia de género?

Miedo al rechazo

Una de las preguntas que aparecen en los padres cuando tienen conocimiento de que su hija está sufriendo una situación de maltrato es por qué no se lo ha contado. Inmediantamente aparece la culpa y la indefensión al no saber cómo actuar ni qué decir y la impotencia por no poder resolver esta situación de inmediato.

En esta situación los padres se sienten abrumados y la lluvia de pensamientos y emociones empiezan a gobernar su vida. Es importante entender que si nos quedamos anclados en la rumiación, frustración o tristeza entraremos en un bucle de pensamientos que será difícil romper y el cual no nos permitirá buscar posibles situación a esta situación. Pensamientos que suelen aparecer del tipo: «¿Cómo le ha podido pasar esto a mi hija?» «¿Cómo no me he dado cuenta antes?» «¿Cómo no lo he podido parar?» «Tendría que haberla educado mejor», «¿Qué podría haber hecho para evitarle esta situación?», etc.

Todas estas preguntas provocan en los padres que entren en un círculo de autoreproches alimentado por la culpabilidad del por qué no le contó su hija lo que estaba sucediendo. No debemos olvidar que en esta etapa son el grupo de iguales los principales referentes en los que confiar y compartir información en contraposición con el alejamiento de los padres y familia. Igualmente no debemos olvidar que quién está sufriendo esta situación tiene miedo, mucho miedo. Por lo que pueda hacer su pareja, miedo a no ser creida, miedo a no recibir apoyo por parte de sus padres, etc.

Por ello, os dejamos una serie de pautas a tener en cuenta si tu hija está siendo víctima de violencia de género:

  1. Escucha activa y empatía. No emitas juicios sobre su situación ni critiques por qué no te lo dijo antes. Ahora es el momento de escuchary empatizar con sus emociones y situación.
  2. No presiones. Ahora es importante que sienta que su familia está disponible para escucharla, es un contexto seguro. No critiques ni hagas miles de preguntes sobre su pareja o sobre la situación.
  3. Ten paciencia. Sé que queréis saber todos los detalles de todo lo que ha pasado pero no pretandamos saberlo todo de forma rápida y meticulosa. No hacer preguntas íntimas que puedan dar la sensación que estamos en un interrogatorio. Esto probablemente bloquee a tu hija y deje de hablar.
  4. Respeta su ritmo para hablar. Necesita ir poco a poco contando lo que le ha pasado. Hablará lento y al principio no dirá todo lo que le ha pasado.
  5. Expresa la creencia en la veracidad de su relato. Es imprescindible que sienta que todo lo que cuenta es escuchado y no juzgado. NO compares con ninguna situación familiar ni hagas justificaciones vanas del tipo: «Es que a veces tienes mucho carácter».
  6. No hagas reproches. Comentarios basados en sus errores o los típicos: «yo sabía que pasaría», «no sé por qué has vuelto» no hacen más que culpabilizar a tu hija y sentirse incomprendida. Es importante dejarle claro que decida lo que decida su familia siempre estará para apoyarle.
  7. Explicar qué pasos hay que seguir. Es decir, explicar por qué es importante poner una denuncia, acompañarla a la comisaria, revisar móvil, fotos, redes sociales, …. por las que pueda estar recibiendo algún tipo de chantaje o presión que pueda estar generando más miedo e incluso retroceder en su discruso y acciones, etc.
  8. Acudir a un profesional de la psicología. En esta situación es importante acudir a un psicólogo/a que cuente con formación en violencia de género que pueda realizar una valoración del estado emocional y psicológico de tu hija y plantee una intervención orientada a trabajar ideas y creencias, pensamientos, interpretaciones, sobre sí misma, restaurar su autoestima y establecer contacto 0 con el agresor.

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